La Navaja de Ockham

El suave toque de tus manos y el instante que debo ponerles un tiempo libre, ya que me llevan con ellas hasta sus aposentos a mi, y a mi pecho                 Dame recuerdo de como                 en esta melodía                     tu cuerpo me embriaga                                 y me pierdo:                         eres mi querencia de cosas                                 sencillas                     e inalcanzables a mi intelecto Soy tu héroe no desconocido sino invisible y que sin buscarlo esté en la montaña o monte adentro de tu cabellera fragante                     Tú puedes ser mía                     y yo tuyo                     pero nos separa                     el espacio y tiempo                     que nos oculta                                        de conocernos                     y ser nuestro                    destino

Creo haberte visto entre sombras y recuerdos eres la viva imagen de un deseo sin dueño Porque creo que las musas bailan entre la naturaleza, las mentes y la locura inspirando lo que el hombre llama belleza Pero siempre estará quien quiera encerrar la luz egoista y blasfemo compañero de los miedos que provoca la incertidumbre Y el hombre desde Prometeo siempre quiso cargar el fuego de los dioses y decir potentemente he aquí tu reflejo En tus ojos se refleja el fuego en mi mejilla que arde incomprendida preguntando porque eres tan bella y no mía