La Navaja de Ockham

Revienta el ego a combatir como semilla en el hombre y naturaleza del arte y de tus manos Obran con vida y aman a sí mismos antes de amar al prójimo No conciben ser inferiores a su futuro yo en potencia y comparan la fuerza de sus pasos en el grupo que conforma la humanidad Debes saber que es posible subestimarte o peor creer que ese yo es promedio en el resultado de las comparaciones con el otro    

Una musa del bosque  cual criatura del bosque  como niña otaku que mientras escribo, guía mis dedos Se ríe y me dice: déjala tranquila, ya que ella te da aliento yo lo guío más allá  de sueños y pesadillas  Porque como tus preocupaciones  mañanas y madrugadas cuando me necesitas, sin saber a tu oído te dicto,  lo que debes redactar  ¡Oh, dulce escritor! ¿no te sientes mejor  sabiendo que lo invisible  siempre está aquí contigo? Yo lo sé  que desde tu blog block de notas y amor estoy yo riendo porque lo lograste 

El suave toque de tus manos y el instante que debo ponerles un tiempo libre, ya que me llevan con ellas hasta sus aposentos a mi, y a mi pecho                 Dame recuerdo de como                 en esta melodía                     tu cuerpo me embriaga                                 y me pierdo:                         eres mi querencia de cosas                                 sencillas                     e inalcanzables a mi intelecto Soy tu héroe no desconocido sino invisible y que sin buscarlo esté en la montaña o monte adentro de tu cabellera fragante                     Tú puedes ser mía                     y yo tuyo                     pero nos separa                     el espacio y tiempo                     que nos oculta                                        de conocernos                     y ser nuestro                    destino

                Aquella luz tenue              que danza entre los ojos            componiendo poemas callados                     entre los incontables         testigos                 que callan y                     se les infla el pecho entre                     tantas sensaciones                   o como animales y plantas            agradecen el placer de presenciarlo.         Si la tonada fuese de mañana         madrugada apenas se abre la mañanita               "cayendo sobre el palmar"             los atardeceres son para los enamorados       lo que rodeará la fascinación de creer                      que es inigualable                y solo es irrepetible                     y es el deber del escritor                tomar sus colores              y expresarlo entre el brincar                                  de ojos miopes                     que no alcanzan a dar luz               o pie con bola                    de lo que esconde el mister