El nuevo aventurero

  Suele haber, una o dos veces   que una vida se despierta temprana a explorar su ambiente  más cercano a su pecho y alimento Se te quita el miedo y la duda dulce criatura  que juegas a ser vista  emocionada con lo que para mi es ínfimo  y para ti un mundo a traviesa Me sorprendes, si con tus gustos y expresiones  nunca tuve entre mis manos algo tan pequeño de infinito  potencial de amar Quiéreme, si quieres  yo gozaré de tu andar en este mundo que espero no te desencantes hasta que  puedas enamorarte de él
Últimamente la gente se identifica más con sus etiquetas, aunque a partir del nacimiento las posean, como un nombre o un género, se dejan llevar por ellas. Hasta la última de sus consecuencias, esta herencia Aristotélica se ha degradado en simplemente desdeñar en una relatividad mal concebida, de que cada quien lleva el estandarte de lo que le conviene sea realidad, inclusive que esa realidad no sea nada, a pesar de las no tan obvias consecuencias de un argumento falaz como ese.
Mujer, bella, la más bella. Indiferencia, impulsividad desatando el ahora y decir, no me arrepiento de nada porque lo que me ha sucedido me ha llevado hasta donde estoy, significaría arrogancia, despotismo, orgullo vacuo y prepotente; si, la espontaneidad es una rica virtud, pero cuando tienes algo hermoso que mostrar espontáneamente, como las flores que espontáneamente, luego de una serie de sucesos, al parecer al azar y predestinados, muestran, espontáneamente, su polen reproductivo, sus colores y matices. SIn embargo, queremos buscar que las hace bellas, catalogarlo, romper con su misterio y después darle una bofetada de descaro diciendo "cada quién tiene una verdad hasta cierto punto".
Pues no, me niego a sentarme a aceptar el que usa mal el término relatividad, algo azul no es rosado, no es relativo, es semántico y no contextual, la verdad está fuera de nosotros, si, es invariable y los que varían somos nosotros, y puede haber tantas verdades falsas como afirmaciones del color de los ciegos de nacimiento.
No es rabia ni cansancio, es simplemente una declaración de que he conocido la belleza: no en un tarro de basura, ni en las lágrimas de un payaso. He amado hasta este día y me enorgullece decir, no me lo han retribuido; pero jamás podré decir que eso fue injusticia, la justicia me hizo persistente ante la indiferencia, de ser una referencia de buena amistad, aún cuando todos le teman a la máxima expresión de belleza, que es cuando se demuestra un verdadero amor, sin etiquetas de origen, ni de naturaleza.

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